Cultura y tecnología, los que definen el rumbo de la sociedad digital
El mundo está cambiando a un ritmo sin precedentes y este ritmo de cambio es el producto de las actividades humanas. Los seres humanos formamos una Sociedad en constante evolución cultural y tecnológica. Cultura y tecnología son dos factores predominantes del cambio, y existe una interacción entre ellos que está definiendo el rumbo de la Sociedad. El desarrollo tecnológico impacta en la Cultura, la cual a su vez impulsa cada vez más el desarrollo de nuevas tecnologías.
La Sociedad de hoy es radicalmente diferente de la de hace apenas 20 años…a principios del siglo, y prácticamente todos los elementos de la Sociedad deben adaptarse al nuevo entorno y esta adaptación debe ser cada día más rápida y frecuente. Es aquí en el proceso de adaptación, en la adopción de nuevas tecnologías, donde la Cultura juega un rol fundamental, y es aquí donde cada elemento de la Sociedad definirá su permanencia y bienestar.
La Cultura actual está llena de conceptos tecnológicos, tales como “tecnologías emergentes”, “Servicios en la nube”, “Plataformas streaming”, “Inteligencias Artificiales”, “Internet de las cosas (IoT)” y muchos términos más que se han vuelto lugar común en el habla popular.
Estos conceptos se han ido permeando en la vida de todas las personas, las cuales, de manera individual, las van adoptando cada día con menos resistencia. Pero esta capacidad de adaptación no resulta fácil cuando se trata de organizaciones humanas, en las que la definición de nuevas prácticas y formas de trabajo requieren de mayor plazo para ser definidas y adoptadas por el grupo.
Retos de la Digitalización en las organizaciones
Las empresas, como organizaciones sociales, no están ajenas al desafío de la transformación digital. Cambiar constantemente su forma de trabajo, adoptando nuevas tecnologías, haciéndolo de forma tal que sus procesos y resultados no se vean afectados por los cambios, permitiéndoles ser competitivas, perdurar en el tiempo y ser un vehículo de progreso para sus clientes, trabajadores, proveedores, accionistas y la sociedad que los acoge.
El elemento fundamental del proceso de Transformación Digital en las empresas es la información y debe ser considerado con el mayor interés.
La información es, para cualquier empresa, la materia prima necesaria para tomar buenas decisiones, para entender el mercado, para optimizar sus operaciones, para minizar sus costos logísticos, en definitiva, para asegurar su permanencia y crecimiento. Y debido a este valor que provee la información, muchas tecnologías se han desarrollado para generarla, para organizarla y para aprovecharla. Podemos entonces parafrasear el desafío de la Transformación digital empresarial, como:
“Obtener, tratar y usar la información de todos los procesos industriales, para generar continuamente valor de negocio”
Reducir el desafío de la Transformación Digital a una expresión tan breve podría parecer una simplificación exagerada, pues el camino entre tener información y usarla no es tan directo como la sociedad nos lo ha hecho creer. Este camino, al que podemos llamar Cultura del Dato, está formado por varios tramos, los que se deben entender e implementar correctamente para lograr los resultados esperados. Como si fuera una cadena, la necesidad de afinar cada uno de sus eslabones, permitirá generar la utilidad del proceso completo, en tanto que un solo eslabón fallado, hará que se pierda todo el esfuerzo transformador.
La necesidad de medir y mejorar
Hay una frase célebre, atribuida a Peter Drucker que dice “Lo que no se mide no se puede mejorar” y es posible que Drucker la tomara a su vez de una frase de William Thomson y aunque en esencia la frase es correcta, la idea está incompleta. Si bien medir es necesario e importante, la medición por sí misma no es suficiente para generar una mejora, se requiere algo más, y ese algo más es el proceso de convertir la medición y el dato, en información, y la información en mejora.
Y para convertir la medición en mejora se requiere de una tecnología que no es física, sino intelectual, se requiere MODELAR el proceso que se quiere mejorar.
Dejemos por el momento las ideas hasta aquí, planteando una versión moderna de la frase célebre de Peter Drucker: